MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
Si los todopoderosos miembros del Comité Político (CP) del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), no han dispuesto alguna bellaquería que distorsione el concepto, la perseverancia es una virtud dada por Dios a los humanos para que hagan realidad sus sueños de equidad en justicia que es en esencia el amor al prójimo.
Precisamente a lo que aspira el licenciado Luis Abinader y su familia consanguínea y política; esta última representada por los dirigentes, militantes y simpatizantes del Partido Revolucionario Moderno (PRM); conglomerado cívico que en verdad encarna el ideario liberal y altruista del doctor José Francisco Peña Gómez.
¡Que nadie se confunda ni pretenda justificar luego un engaño inexistente! Las cosas a medias sólo las conciben los irresolutos y los mentecatos. El que crea que en el ámbito de la ciencia médica hay medios locos y medios maricones, o medios farsantes en el teatro y en la política, etc.; es tan absurdamente tarado como el que asegura la sanación definitiva de un esquizofrénico.
Hay unos faunos humanos por ahí con auténticas condiciones dirigenciales y potenciales liderazgos exitosos. Sin embargo, debido a un egocentrismo irracional, necio por demás, se condenan a ser subestimados y hasta a ser rechazados por gente puramente buena que de manera ingenua, cifró sus esperanzas en un discurso que creyó reivindicativo.
Pero resulta que esas esperanzas nunca vistieron de verde. El egoísmo compartido de lo que pudo haber sido un emergente liderazgo sólido y prometedor se encargó de que la insensatez convirtiera en lobregueces el presente y el futuro de la nación dominicana.
Jamás de los nunca sería justo, y mucho menos agradable ante la presencia del Divino Creador que gente formada en, por y para el engaño se enseñoree con malas artes en el Poder, más allá de la manera fraudulenta que lo consiguieron. Sería el colmo de los colmos, ¡Carajo!…